Delta


El Delta del Paraná es un territorio literario, magnético, que alberga historias allí donde convergen el desarraigo existencial con los avatares políticos. Tierra de islas y mimbre, su belleza no resulta un lugar para cualquiera; su exuberancia aloja el misterio y se torna trágica, como en el suicidio de Lugones, las cenizas de Arlt o al convertirse en refugio de tiempos oscuros. En esta edición navegamos suelo anfibio, literatura y naturaleza: recomendaciones de libros sobre el Delta. 


El Carapachay. Domingo F. Sarmiento. EUDEBA, 1974

El tempe argentino. Marcos Sastre; estudio preliminar de Carlos Bernatek. Biblioteca Nacional, Ediciones Colihue, 2005

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Se trata de un libro póstumo de Sarmiento que recopila los escritos sobre el Delta publicados en el diario El Nacional entre 1855 y 1883. Al igual que El tempe argentino (1858) de Marcos Sastre, El Carapachay considera al Delta del Paraná como un “desierto”; una tabula rasa atemporal que permite hacer surgir la imaginación y proyectar un paisaje armónico con alto potencial productivo funcional a un proyecto político fundacional —con la industria del mimbre, por ejemplo—, inspirado en sus viajes por el delta del Misisipi. A pesar de su formación positivista, cuya postura excluía la integración de pueblos originarios y gauchos, Sarmiento no estuvo de acuerdo con el método de distribución de la tierra en latifundios después de la “Campaña al Desierto”, postura que puede verse en este texto que propone no repetir ese modelo en el Delta y pensar en un sistema basado en unidades pequeñas y medianas. Por su parte, en El tempe argentino, Sastre realiza descripciones sobre la fauna, la flora y los habitantes de las islas en armonía sin el freno de la ley, canales tan navegables que no necesitan la fuerza del vapor, y un escenario natural que se presenta como un refugio de felicidad en medio de los conflictos políticos.

Sarmiento, con una prosa tan “frondosa” como el mismo Delta, conjuga los escollos geográficos con los políticos y las características literarias de la época para convertirlos en una narrativa inaugural capaz de generar un universo nuevo, hipnótico, devenido de la experiencia vital del sanjuanino en esa naturaleza. El Carapachay es fruto de una mirada extasiada, volcada a palabras que contienen la idea de mito de origen, indispensable para un texto que se pretende trascendente. Figura concordante con la de quien inaugura, inicia, o en palabras de su prologuista Liborio Justo, “de quien inventa el Delta” como un Edén perdido y generoso: “Aquí existía el carapachayo, sin que hubiera Carapachay, que nosotros hemos tenido que inventar, ya que nos ha cabido el honor de ser el primer Herodoto que describe estas afortunadas comarcas. ¿Es anterior el carapachayo al Carapachay, el contenido al continente insular?”.


Aguafuertes Deltianas. Roberto Arlt. Ediciones en Danza. Buenos Aires (2016)

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“Cada vez me convenzo más que la única forma de conocer un país, aunque sea un cachito, es conviviendo con sus habitantes; pero no como escritor, sino como si uno fuera tendero, empleado, o cualquier cosa. Vivir… vivir por completo al margen de la literatura y de los literatos”.

Roberto Arlt nació en Buenos Aires en 1900. Fue novelista, cuentista y dramaturgo. Su instrucción fue autodidacta y ejercitó gran cantidad de oficios —mecánico, soldador, operario, entre otros—, hasta que comenzó a desempeñarse como periodista en los diarios Crítica y El Mundo. Sus columnas y relatos más famosos aparecen recogidos bajo el nombre de Aguafuertes, textos fundantes de un género particular entre el periodismo y la literatura, que consistían en breves relatos, crónicas o ensayos sobre temas de la coyuntura diaria de la época, que llevan en su nombre la acidez con las que, según el mismo Arlt, podrían ser recibidas por los lectores: “Sé que a veces mis notas pican como el ácido nítrico; con ese ácido es con el que se graba en metal el diseño de las aguafuertes”. Precisamente en el diario El mundo, Arlt escribió las Aguafuertes Deltianas, acerca del Delta del Paraná, reunidas en este libro de Ediciones en Danza, Biblioteca Isleña, con selección y prólogo del poeta Javier Cófreces e ilustraciones de Martino —ambos artistas residentes del Delta—. En los ocho textos que presenta este libro, Arlt se ocupa de narrar las principales preocupaciones de los habitantes del Delta y de destacar su valor, iluminando especialmente las problemáticas socioeconómicas en sombra que se planteaban por entonces en la zona. A través de crudos testimonios y detalles legales de una vigencia espeluznante, las crónicas constituyen una radiografía sensible y valiosa, con un espíritu manifiesto de denuncia que hace resonar aún hoy aquel gastado dicho que dice que el hilo se corta siempre por lo más delgado.

“No es el caso de describir batallas, pero el salvaje combate a librar con la naturaleza, les pareció preferible a todas las calamidades que la civilización vierte a cubos sobre la cabeza del pobre”.

Estas Aguafuertes Deltianas fueron escritas y publicadas apenas unos pocos meses antes de su muerte. El hecho final de que las cenizas de Roberto Arlt fueran arrojadas al río Paraná parece terminar de sellar este vínculo tan poderoso como el mismo río, hacia la misma eternidad.

 “Para sobrevivir en las islas hay que tener pasión por la libertad bucólica que nace de la fraternidad con la tierra y el árbol. (…) Yo diría que el Delta argentino es uno de los pocos lugares del mundo donde aún existe un puñado de hombres libres”.


Sudeste. Haroldo Conti. Emecé. Grupo Editorial Planeta S. A. I. C. (2015)

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Del mismo modo que en otros textos la Pampa define la vida de sus personajes, es el Delta del Paraná quien funda la historia de Sudeste, primera novela de Haroldo Conti, escrita en 1962. Con una descripción minuciosa, realista y poética al mismo tiempo, se nos presenta un río que va forjando el tiempo y los hábitos de cada isleño, un relato mítico que semblantea a seres en apariencia pasivos, de pocas palabras, de callosidades que sellan la piel ante el rigor de la intemperie. El río, con cada recodo, orilla y profundidad, impone la identidad del Boga, el protagonista de esta historia. Hombre-pez que con “el río metido adentro” arma una urdimbre de oficios y costumbres. Es agua, junco, máquina, peces, bote, barro, navegación, boya, camalotes, chata, fuego.
Ante la muerte de su maestro, el viejo, se deja llevar para convertirse en un vagabundo y más tarde en un delincuente al que lo alcanzará la muerte. Personajes sin nombres, presentados como seudónimos: el viejo, la vieja, Cabecita, el hombrecito, la Rubia, el hombre.
Adquirir una animalidad en cada acto. Y en el despojo que ordena la magnitud del paisaje, el manto de los sentimientos como una red de pesca, en la que “la lucha con la naturaleza es una pulseada por forzar la corriente”. Y como en un destino inexorable dejar de remar, ser —para Conti— la naturaleza.
Conti comienza a escribir Sudeste en su casa en el delta del Tigre, a orillas del arroyo Gambado, hoy convertida en casa-museo. Cuando se publica la novela es ganadora del concurso de la Editorial Fabril, convirtiéndose en referente de la revista literaria Contorno. En 1975, Conti también fue galardonado con el Premio Casa de las Américas por la novela Mascaró el cazador americano y un año después, el 5 de mayo de 1976, el escritor es secuestrado y se suma así a la larga lista de desaparecidos de la dictadura cívico-militar. 


Conti en el Delta
, de Juan Bautista Duizeide, Luna Llena Isla Taller


La vida en el Delta inspira a Juan Bautista Duizeide, para el Proyecto de Bibliolancha de la Biblioteca Popular Santa Genoveva, a realizar una edición especial llamada Conti en el Delta. Se trata de un libro encuadernado en forma manual en Luna Llena Isla Taller. A modo de diccionario léxico de la obra de Conti, propone recorrer términos construidos por el autor en forma alfabética, como por ejemplo: “I, Isla: El canto de las islas era cada vez más intenso. Él oía constantemente esa voz. J, Jaula: Allí estaba la jaula. El tiempo y la tristeza. T, Tiempo: Los hombres de alguna manera tratamos de construir monumentos eternos, nos aferramos a cosas. El río es el tiempo irrecuperable. Es un paisaje de olvido, es lo que más representa la vida del hombre. Nosotros queremos aferrarnos, fijarnos de cualquier forma por esa vocación de eternidad que sentimos, pero lo contrario es que las cosas se mueren, que nosotros nos gastamos, que cambiamos continuamente. En ese sentido, el río es despiadado y de lo más humano. Nunca es el mismo, transcurre, cambia, se parece al hombre”.
También cuenta con fotografías de las distintas ediciones de sus obras, de él y de algunos textos emblemáticos como La balada del álamo Carolina


El rey del agua. Cladia Aboaf. Editorial Alfaguara (2016)



En la segunda novela de Claudia Aboaf, dos hermanas exploran un futuro cercano y enrarecido por la escasez del agua, en un reino imaginario emplazado en el Delta del Tigre. En este territorio acuoso, transcurre esta novela de ciencia ficción, que atraviesa la historia de estas dos hermanas, que va desde la intimidad de este vínculo, hasta la política. 
El eje central de la novela es un futuro no muy lejano, en el cual el agua dulce se transformará en el nuevo oro líquido, tomando como puntapié inicial la —nada disparatada— teoría que asegura que en el mundo, el agua dulce durará solo doscientos años, lo que convierte al Delta del Tigre en el lugar donde se concentra este tesoro vital.
Como lo define la autora, El Rey del Agua es una novela de anticipación. Tigre se convierte en el municipio más rico del país, porque el precio del agua dulce es el nuevo oro líquido. Los grandes buques se transforman en aguateros y viajan desde el Delta hasta Europa para vender el agua en donde empieza a escasear. El poderoso personaje de El Rey del Agua es un flamante gobernador, que en realidad tiene el manejo del negocio en que se ha transformado el agua dulce, que completa su nombre como Tempe, inspirado en la obra de Marco Sastre, El Tempe Argentino, que bautizó así a nuestro delta, inspirado en un pequeño, pero venerado delta en Grecia. Tempe, El Rey del Agua, es como un faraón que da rienda suelta a sus deseos de poder, que adora las fiestas venecianas y no nos deja pasar por alto que no en vano, Sarmiento, llama Rialto al puente que construye en su vivienda isleña. Y así como en el delta del Tigre, las aguas se desvían y se entrecruzan entre los más de trescientos cincuenta ríos y arroyos que lo conforman, en esos cauces inesperados se introduce el tema de los desaparecidos, cuando una de las protagonistas se pregunta "¿qué cosas vivas o muertas puede haber ocultas en el río?". En palabras de la autora: "surgió la imagen de los muertos anestesiados, arrojados al agua en los vuelos de la muerte durante la última dictadura militar".


Diarios del Delta. Poesía. Alicia Genovese. Editorial Deacá. 

Nacida en Buenos Aires, Alicia Genovese vivió varios años en Estados Unidos. Es autora de libros como El cielo posible, El mundo encima, Aguas y La contingencia. Actualmente es titular del Taller de Poesía en la Universidad Nacional de las Artes. Sus frecuentes traslados y temporadas en el delta del Tigre han dado origen a la presencia de ese paisaje en muchos de sus textos. Diarios del Delta es su último libro publicado y de allí tomamos La lisura.
 
La lisura
Amanece con crecida, el agua cubre
la mitad de los pilotes de la casa;
cuento sólo dos escalones de aquí al río
como si la galería hubiese sido ganada
por la línea de los muelles;
el silencio temprano tiene
brazos inquietantes de recibimiento
Impasible,
mi vecino Luis
extendió su reposera
y toma sol
(hace veinte años
que vive en la isla);
relaja el cuerpo
del otro lado del arroyo
sin percepción del drama en esta
desdibujada margen
Preparo los primeros mates
con un ojo puesto
en las mecidas del caudal,
el comienzo de la espera
sin indicios
de bajante, sin noticias
de las lajas en el sendero
Lo que era jardines
y ligustros demarcando territorio
se ha hundido
bajo la nueva lisura del río
Mi vecino se pone
protector solar
y en su mudez de movimientos
pausados
enlazo notas
retomo la lectura;
acompañada, me voy
recostando también
bajo el mismo sol
acariciante
En esta pequeña escala
el exilio se prueba
como es, ambivalente:
encierro, orden sublunar
de las aguas y los límites
y marea, soplo transformador
que trae
un paisaje del Paraíso,
el mundo como tentación
Está bajando, me despabila
el grito de Luis
mientras me señala
una ramita suelta
empujada en el imperceptible
descenso de las aguas
Le hago señas de victoria
y él pliega la reposera,
lo quieto desaparece
el tiempo se rearma
En la tapa presionada del termo
por fin descubro los intermitentes
misteriosos sonidos,
no eran como supuse
animales agazapados,
amenazadores ofidios.

Compré un cerezo y laureles
para fundar el jardín;
todo se cae como los planes
económicos, los acuerdos,
los macroproyectos de país
mientras estas plantas germinan
y la primavera se acerca
como un éxtasis;
 
en un susurro de maderas
quebracho, curupay, anchico
comienza a alzarse la casa,
pronto habrá
un azar de gajos
como una fortuna rodeándola
 
Desde el aserradero
llegan mañana
los primeros encargos,
la marea sigue alta
y el flete podrá entrar
por el arroyo los postes,
vigas y soleras
para la base
 
En un cargamento la forma
final es sólo vislumbrada
euforia de planes
abstracta búsqueda de posición
donde sentar pilares y hacer foco
punto cero para maniobrar
la explosión, el desatino
y recuperar virtud
en lo escaso y acotado
 
La abundancia
en lo que habrá de ser
rincón fragante
allegado al follaje,
donde la mirada circundada
sin reparos se extreme
hacia el oro menos explorado
hacia el más tupido negro;
la riqueza desde aquí
cambia de nombre,
se hace contacto y percepción
 
La lancha del flete
recorrerá al venir,
sin saber,
como un sembrado este eco
un río que mi espera
solivianta



Bonus track: La Concepción. Libro de fotografías de Grace Ratto. Editorial Turma



Familias isleñas narradas a través de la vida de una escuela; fotos del amor, la voluntad y el esfuerzo que hacen posible que los sueños sean “edificio, escuela, comunidad”. Mónica, heroína del presente, más de cincuenta años de viajes diarios desde pueblo al muelle, para enseñar. Grace registró con su cámara la realidad luminosa y oscura de estos “silenciosos constructores de la paz”, como ella los nombra. Un libro de imágenes sobre el misterio sublime de la entrega cotidiana de aprender a enseñar donde nada está dado y todo es una oportunidad.



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