La obra de María Teresa Andruetto podría servir de ejemplo redondo, redondo para eso que la llamada literatura infantil y juvenil ha debatido tanto: ¿es esta literatura la que está exclusivamente destinada a niños, niñas y jóvenes? ¿Alguien puede poner fronteras de edades, decir: esto me lo leen desde los 9 hasta los 12, por favor? ¿Los adultos y adultas llegan a ella como colados? ¿Están invitados? Y entonces, al final, ¿existe la literatura infantil y juvenil?
Qué problema sería ponerle edad a estas obras. A las de “la Tere” y a las de las y los grandes artistas que la interpretan. Andruetto siempre se movió con comodidad “entre la literatura para niños y la literatura a secas”. Los incómodos, en todo caso, fueron quienes quisieron encasillarla. ¡Pasen y lean, pasen y vean, con toda comodidad!
En estas obras está el pulso preciso de la lengua de María Teresa Andruetto. Y hay más.
El colombiano José Sanabria marca nuevas Huellas en la arena, entre la acuarela y el collage.
Nicolás Arispe encuentra el tono justo para sumar a la picardía campechana de Campeón.
En Solgo y su poética cadencia se suma la belleza de la poesía pastel de Cynthia Orensztajn.
Daniel Rabanal intensifica con el grano brumoso del lápiz la atmósfera de Los ahogados, sus conexiones –nunca dichas explícitamente, y sin embargo nombradas todo el tiempo– con la última dictadura cívico militar.
En La durmiente, Fefa es así, Trenes y El caballo de Chuang Tzu está Istvansch con su estilo tan personal y reconocible, pero a la vez diferente cada vez, hecho de esos textos y no de otros.
Y hay mucho más.
Cada lectora o lector sabrá sentirse cómodo para emprender la aventura de descubrirlo. Cada viaje es único. El camino se completa en ese acto maravilloso en el que Andruetto confía por sobre todo. Ella nos interpela como lectores emancipados, como dice citando a Rancière. “No hay mensajes en mis libros, eso es asunto de la iglesia”, se ríe, citando a Celine1 .
Lo dijo con belleza cuando recibió el Premio Hans Christian Andersen en 2012, el máximo galardón de la LIJ: “Escribo para comprender, o tal vez buscando ser comprendida. Camino de conocimiento para quien escribe y para quien lee, palabras que pueden despertarnos como a la durmiente de uno de mis cuentos”2 .
En tiempos en que una pandemia nos ha alejado tanto del contacto sensorial, me gusta imaginar estos conceptos en el tono mullido de la Tere, en esa suave tonada aspirada que es marca de identidad tanto como su escritura. Como un abrazo que acompaña a esas palabras con las que deseamos despertarnos.
1Resistencia. Resistir, lo que resiste, lo que se resiste. Conferencia de apertura del V Encuentro de IBBY Latinoamérica y el Caribe, Buenos Aires, 2017.
2 “La vida misma”. En La lectura, otra revolución, Fondo de Cultura Económica, 2015.
La hora del general y otras miniaturas
En el silencio de la noche soñó
que un hombre recorría los caminos
de la tierra contando una historia.
Soñó y habló durante el sueño.
Lo supo porque despertó con la garganta
seca, con la boca pastosa y una palabra
a medio camino sobre la lengua.
(Fragmento)
El proceso de construcción de una de las ilustraciones de La durmiente: boceto en lápiz; dibujo en pincel y tinta sobre papel vegetal y recopilación de recortes de revistas para collage; original final.
Si lo haces, tendrás dicha,
le dijeron.
Pero Solgo contestó que mezclar los colores
le daba toda la dicha que necesitaba.
Si lo haces, tendrás amor,
le dijeron.
Pero Solgo contestó que no necesitaba luz,
que no necesitaba amor,
que ya todo lo tenía
¿Cómo puedes tener todo,
si vives entre pobres,
en una ciudad miserable, sólo como una rata?
preguntaron los monjes.
Solgo bajó la cabeza
y dijo que no quería pintar a los dioses
sino apenas a la montaña azul tras la ventana,
y a la luna amarilla
y al renacuajo en el agua.
Y entonces los monjes lo expulsaron del templo,
de la ciudad sagrada.
(Fragmento)
El Caballo de Chuang Tzu en la tapa de la edición del año 2004, con apenas 8 páginas y tapa de papel, de distribución gratuita en Córdoba; la edición cubana de 2009, de papel rústico y tapa de cartulina; y la edición de lujo de 2012, con papel ilustración y tapa dura.
Éste fue mi primer libro ilustrado. La idea de producir imágenes que le hagan justicia a las palabras de Tere me asustó un poco al principio. Pero a poco de andar juntas en el hacer y pensar cómo contar esta historia, sentí toda la libertad, espacio y apoyo de su parte. Y así conversando, junto a Limonero, hicimos este libro que ya habla varios idiomas!
Tanto en Trenes como en La Durmiente, los reversos de la tapa y la contratapa tienen una ilustración que se resignifica según se abran o cierren las solapas.
Contaba también que cierta vez un poblador
había escuchado, a la hora del crepúsculo, el llanto
de una criatura en el campo, había salido a buscar
y había dado con el santito entre los churquis.
Tiempo después el hombre tuvo que mudarse
pero prometió regresar en diciembre para participar
de una novena y así fue cómo nació esa celebración.
Ai viene la vaca.
Ai viene la vaca.
Traendo la leche
para el niño Dios.
¡No se dice traendo, Luisa!
Ya lo sé, pero así decimos nosotros en el Oriente.
(Fragmento)
Meses boyando, hasta que él se acordó de la casa escondida tras el bosquecito de pinos; la casa que descubrieron cuando eran novios, buscando dónde hacer el amor, la que tratan de volver habitable. En estos días y en el vacío de los días que vendrán, él ya logró arreglar, con unas herramientas oxidadas, la cerradura maltrecha; puso clavos y remiendos en las ventanas y en la puerta, en la mesa y en un banco arrumbado en el patio. El golpe de una piedra sobre los clavos, el chirrido de esos clavos en la madera, hace pensar en la rutina de una casa de campo. La llovizna de mayo humedece el techo, el suelo, el patio; trae cierta alegría de estar juntos los tres, pese a todo, protegidos.
(Fragmento)
Benjamino miró hacia un lado y hacia el otro y al ver que el lobo había desaparecido, salió de la lechería. Pero el lobo estaba afuera, esperándolo.
(Fragmento)
-¡Daaale campeón! ¡Daaale campeón!
-¡Daaale campeón! ¡Daaale campeón!
-¡Daaale campeón!
Estuvimos gritando mucho tiempo.
Hasta que por allá lejos lo empezamos a ver.
Venía despacito, seguido por una caravana de autos.
Aún así, de lejos, se notaba que era un verdadero campeón.
(Fragmento)
Con casi un año de trabajo intenso y mucha experimentación, el libro pasó del dibujo a la maqueta. Esto potenció la teatralidad, el uso de la iluminación, y el juego de tomas y planos a través del uso de la fotografía, mientras volaban plumas y algo se encendía.
Después algo (quizás el viento)
sonó allá afuera y mi madre dijo
que acaban de pasar los reyes
(Fragmento)
Primero leí el texto por placer y lo dejé reposar. Perduró el hecho de que era un texto de mujeres con referencias a Las mil y una noches. Un texto que daba unas vueltas en torno al inicio del texto, parecía que todo era un comienzo. Había dos realidades: la de los cuentos, la de la vida. Y las mujeres, pero, ¿qué mujeres?; altas, bajas, jóvenes, viejas, blancas, negras, amarillas. Porque todas ellas pueden vivir y contar, y perdurar en el espacio y el tiempo. Cuando eso deje de ser así ya no estaremos, ninguno.
Khadir pensó que los misterios de Dios son insondables y que no hay en cada
hombre otra ley ni otro deber que el que le dicta su corazón. Y abrazó al amigo,
feliz de haberlo reconocido en la soledad y en la escasez.
(Fragmento)
“Después escucha unos pasos y recuerda el ruido de botas que venían por los corredores hace tiempo, y también el sudor helado que le brotaba con sólo oírlo. “
“Pero ella no podía dejarse convencer, no esta vez. Por años había deseado volver, con un deseo animal, intenso como el miedo… “
(Fragmento)
“... Conozco a todas las gallinas del gallinero, las distingo por el color, el porte o la conducta. A veces incluso puedo llegar a encariñarme con alguna, de modo que separarles la cabeza de un golpe de machete me resulta un poco perturbador…”
(Fragmento)
María Teresa Andruetto es una escritora que admiro. Acepté con enorme alegría el desafío de ilustrar dos de sus cuentos. Desafío también de volver, en cada línea, a ese pasado doloroso e inquietante de nuestra historia. Del libro “Cacería” elegí dos cuentos: “La muerte y las aves”, con su inteligente metáfora de los pollos, que me obligó a traspasar la pantalla del horror para dejar traslucir un horror peor. Y “El rastro de lo que era”, me llevó a ponerme en la piel del personaje principal, quien atrapada en su oscuro pasado vive una tortuosa historia de amor. Obra inédita, basada en: Cacería / María Teresa Andruetto Buenos Aires: Mondadori, 2012.