El Shimmy Club fue el espacio de la comunidad afroargentina para celebrar el carnaval porteño. Funcionó en la Casa Suiza (Rodríguez Peña 254, entre Sarmiento y Juan D. Perón) desde mediados de la década del 20 hasta fines de la década del 70.
Durante ocho días al año, este espacio abría sus puertas para dar lugar al encuentro de las familias afroporteñas. Allí llegaban las negras y los negros a disfrutar del carnaval, sin pensar en su vida cotidiana, si habían alcanzado mejores condiciones sociales o si algunas de esas familias sostenían en el día a día más o menos la conexión con sus raíces afro. “La Suiza”, como la llamaban, era un ritual en sí mismo.
Este lugar contaba con dos espacios: la planta baja, donde tocaban orquestas que interpretaban tango, jazz y música tropical; y el subsuelo, donde las familias llevaban sus tambores y generaban su propio espectáculo-ritual, tocando y bailando “candombe porteño” y “rumba abierta”(rumba argentina con raíces de tradición cubana).
Según quienes vivieron la experiencia, este rincón de la ciudad era el único que les permitía reunirse y compartir parte de su historia. Escuchar los tambores que anunciaban la entrada al sótano era conectar con sus ancestros, con su matriz africana, a sentir de nuevo la libertad.
La Casa Suiza, donde funcionaba el Shimmy Club, era una sociedad filantrópica alquilada durante ocho noches al año por Alfredo Núñez, Haydeé San Martín y Pocho Núñez para que las familias afroargentinas celebraran el carnaval. Cada familia tenía su mesa asignada.
En varios ejemplares del diario La Razón, durante la década del 50, el Shimmy Club aparecía dentro de la nómina de clubes de barrio a los que se podía asistir, pero sin fotos. Recién en la década del 60 aparece alguna foto de afroargentinos bailando en carnaval aunque no se anuncia que fuera en “La Suiza”.
Al Shimmy Club también asistían personas reconocidas en el ambiente del espectáculo: las cantantes Rita Montero y Egle Martin, el cantante Carlos Argentino, el cantante y percusionista Pedro Goyo Peirano, las bailarinas Pelusa Yannone, María Elena y Pocha Lamadrid, y los bailarines José Cubas, Yan Calú “Tataito” y Pocho Luna, entre otros. En el subsuelo de “La Suiza” los tambores no paraban de repiquetear.
Cada madrugada, al cierre de la fiesta, se escuchaba en la puerta de “La Suiza” a un grupo de personas cantando al ritmo del candombe porteño “Mírala qué linda viene, mírala qué linda va, la comparsa de los negros que se va y no vuelve más”. Después de eso, los más jóvenes tenían como ritual dividirse en grupos camino a los distintos barrios, hacer una parada antes de llegar a sus hogares en algún bar, pedir permiso al mozo y tocar unas horas más para disfrutar hasta último minuto del carnaval.
Con la llegada de la dictadura cívico-militar, y también por cuestiones económicas, las celebraciones en “La Suiza” se terminaron. En 2012 hubo un intento de demolición que se frenó gracias a las familias afroargentinas y a distintas organizaciones que protegen el patrimonio histórico-cultural de la ciudad. Sin embargo, en 2015 demolieron el edificio, eliminando uno de los rincones de la ciudad que reivindicaba la cultura afroargentina.
Agradecemos a las familias Lamadrid, Yannone y Obella por los testimonios aportados para la reconstrucción de una parte de la historia argentina, y especialmente a Élida Obella por habernos facilitado las fotos para esta muestra.