La pintura ejemplifica una boda que expresa el mestizaje, es decir, el casamiento de dos españoles con dos princesas de la estirpe incaica.
Las figuras masculinas eran importantes miembros de la sociedad española: Martín de Loyola era sobrino nieto de San Ignacio de Loyola –quien lleva en sus manos las normas de los jesuitas, de cuya orden había sido el fundador– y Juan de Borja –quien porta y señala una calavera, asociada a la penitencia– era pariente cercano de San Francisco de Borja. Ambos santos pertenecían a la Compañía de Jesús.
Las princesas también estaban relacionadas íntimamente con la realeza, incaica en su caso. Beatriz era hija de Sayri Tupac y Lorenza era descendiente de los Incas de Vilcabamba.
La pintura es un hemiciclo que presenta en primer plano a los cuatro personajes de la boda. En el centro, entre ambos matrimonios, en un plano posterior, se observa la presencia de los santos jesuitas. En el ángulo inferior izquierdo, dos personajes sostienen una cartela oval con referencia a los personajes protagonistas.
En un segundo plano también vemos un conjunto de figuras representativas. A la izquierda, la familia inca que testimonia la boda de ambas princesas, y a la derecha miembros de la realeza española y un obispo, que atestiguan este acontecimiento y, además, señalan que es un sacramento cristiano.
La escena se desarrolla en una ciudad, como lo indican los edificios ubicados en el último plano, separados con el emblema de la Compañía. Observamos que tanto los españoles como los incas lucen atuendos acordes con su cultura. Los españoles con la vestimenta correspondiente al siglo XVI y la segunda mitad del siglo XVII (Martín Loyola); los incas con los trajes típicos de su linaje: túnicas coloridas, mantos y tocados que indican su condición. Están acompañados por su séquito entre los cuales podemos observar que uno de ellos porta una especie de “paraguas de plumas” que acompañaba a los monarcas andinos. La ñusta Lorenza, en cambio, como era mestiza, luce un atuendo europeo del siglo XVI y es atendida por su dama de compañía.
Esta singular obra podemos verla en el Museo Pedro de Osma, en Lima; antiguamente se encontraba en la antesala de la sacristía de la Iglesia de la Compañía de Jesús, en Cusco.