Virgen del Cerro

Potosí (ca. 1740)

En esta oportunidad, vamos a referirnos a la patrona de los mineros (junto con la Virgen del Socavón), ya que la ciudad de Potosí era un centro minero de gran importancia. Recordemos que allí se encontraron las minas de plata más ricas del continente. Los documentos de la época aseguran que con la cantidad de metal que se extrajo de Potosí podría construirse un puente macizo de cinco metros de ancho que uniera dicha ciudad con Madrid. Otras fuentes afirman que con la plata extraída podría hacerse un doble anillo de quince centímetros de ancho cada uno que rodeara la tierra a la altura del paralelo del ecuador.

La pintura pertenece a un autor anónimo integrante de un taller popular. Fue realizada en momentos que los yacimientos argentíferos estaban casi agotados y fue encargado por un comitente femenino de origen nativo. 

En la obra vemos una enorme montaña que ocupa la mayor parte de la tela (posiblemente en alusión al Cerro Rico, el mayor yacimiento de plata) en la cual solamente la cabeza y las manos de la Virgen son de carácter humano; estos rasgos señalan su identificación con la Pacha Mama o Madre Tierra. En lo alto está flanqueada por la Trinidad, es decir Dios Padre, el Hijo (sosteniendo ambos la corona de María) arrodillados sobre querubines y más arriba la paloma, que simboliza el Espíritu Santo. 

Detrás de Dios y Jesús se ubican dos ángeles: San Miguel con armadura, casco y espada a la izquierda, mientras que a la derecha se encuentra Rafael con un cáliz en la mano.

A los pies de la Virgen también hay dos grupos: a siniestra el papa, un cardenal y un diácono, mientras en el lado opuesto está ubicado el rey de España vestido como soldado, con corona y la capa de armiño y seda. Detrás del monarca aparece la donante o comitente vestida a la manera de los indígenas adinerados. En el centro y entre ambos conjuntos se halla el globo terráqueo que alude a universalidad del cristianismo.

Como vemos, en la ladera del cerro hay numerosos caminos que conducen a las minas, como lo demuestran los pequeños personajes y las mulas que los recorren. También observamos a diversos animales típicos de la región (llamas, guanacos, vicuñas).

Un detalle a tener en cuenta, que expone la conversión de los pueblos andinos, es la presencia del Inca y su hijo, quien sería su heredero, ubicados a los pies de la montaña rindiendo homenaje a la Virgen, confirmando que se han cristianizado.



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