La misma adjunta un borrador de oficio dirigido a Justo José de Urquiza y está incluida en el Tomo III del Epistolario Gutiérrez (págs. 142-144) transcripto y compilado por Raúl Moglia y Miguel O. García.
Esta carta de índole estrictamente política no contiene referencias al vínculo familiar excepto el “Estimado hermano” con el que se dirige a Gutiérrez y la confianza que se desprende del texto.
Sobre la boda de J.M.G. con Jerónima Cullen Rodríguez del Fresno, pueden consultarse en este sitio las cartas que Salvador María del Carril le escribiera a su amigo –entre bromas procaces y reproches– aludiendo a la luna de miel que lo retenía alejado de las preocupaciones políticas. También forman parte del Epistolario y van acompañadas con un breve comentario de la BCN.
Acerca de la carta de José María Cullen, frente a San Nicolás de los Arroyos, a Juan María Gutiérrez, Paraná, I.° de enero de 1855, que incluye un borrador de oficio dirigido a Justo José de Urquiza
Archivo Epistolario Gutiérrez, tomo III, págs. 142-143
Archivo Epistolario Gutiérrez, tomo III, págs. 144-145
José María Cullen nació en Santa Fe el 17 de abril de 1823 y murió en Buenos Aires el 11 de octubre de 1876. Hijo de Domingo Cullen y de María Joaquina Rodríguez del Fresno, cuñada de Estanislao López, perteneció a una familia de tradición política. Ejerció la gobernación de la Provincia de Santa Fe entre el 12 de febrero de 1855 y el 18 de julio de 1856. Fue senador nacional por Santa Fe, gobernador delegado de Nicasio Oroño y concejal municipal de Rosario en 1866. En 1868 compró con Camilo Aldao una importante extensión de tierras cerca del río Carcarañá, reconocida el 15 de julio de 1871 como Colonia Jesús María y posteriormente como Timbúes donde, en la actualidad, una calle y la escuela provincial N.° 217 llevan su nombre. Así también el Museo Histórico de Puerto General San Martín, localidad en la que, confirmando su genealogía política, una de las escuelas primarias se llama "Gobernadores Cullen”.
Durante su gobierno se dictó la Constitución provincial del 25 de mayo de 1856, inspirada en los contenidos de la Constitución nacional de 1853. Fundó la primera empresa de navegación del río Paraná. En 1854 fue enviado a Buenos Aires para firmar uno de los Pactos de Convivencia entre la Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires.
Los Pactos de Convivencia consistieron en dos tratados destinados a poner fin al conflicto que se extendía desde 1852 entre los dos Estados, previo entendimiento entre el Presidente de la Confederación, Justo José de Urquiza, y el Gobernador de Buenos Aires, Pastor Obligado. El Presidente designó como delegado al Ministro Ireneo Portela y el Gobernador a José María Cullen y a Daniel Gowland.
El 20 de diciembre de 1854 firmaron el primer Pacto comprometiéndose a recuperar la situación previa a los enfrentamientos, cesar las acciones militares, conservar las relaciones comerciales, mantener la paz y armonía, entre ambos estados.
El segundo Pacto de Convivencia del 8 de enero de 1855 lo firmaron Santiago Derqui y Juan del Campillo en representación de la Confederación Argentina, y Juan Bautista Peña del Estado de Buenos Aires.
Se trató de un documento complementario por el que pactaron defender la soberanía nacional, la integridad territorial ante cualquier peligro extranjero, considerar los buques de ambos estados como buques argentinos con exhibición de una única bandera, la argentina.
No obstante, lo que resulta particularmente destacable es la cláusula por la que los dos gobiernos determinan que la separación interna entre ambos no podrá alterar la vigencia de las leyes generales de la Nación y, a su vez, el carácter provisional de dicha separación.
La carta de Cullen se ubica entre ambos acuerdos.
Se inicia sin las fórmulas usuales de cortesía y rápidamente da a conocer a su cuñado que aún permanece a bordo del vapor del “General Pintos” , enumera los miembros de la comisión que lo acompañan –“Dn. Juan Bautista Peña, Dr. Vélez Sarfiel y Dn. Juan Ocampo”–, menciona a otros hombres destacados de la política, comprometidos con la misma causa, y expone la dimensión histórica del acontecimiento que los comprende: “contribuir a esta patriada”.
La ansiedad que atraviesa la brevedad del texto se concentra en la necesidad de que Gutiérrez lea el borrador que enviará a Urquiza a fin de que preparen una “contestación”, teniendo en cuenta “cuatro palabras que voy a dirigir al Sor. Presidente al poner en sus manos la ratificación y esto será en el primer momento de llegar…”.
No hay despedida, solo el apremio del momento “Es preciso que… No tengo más tiempo”.
El hecho de escribir esta carta a J. M. Gutiérrez lleva implícita la fe en su criterio más allá de la proximidad familiar. La esperanza sí es explícita.
Así comienza el borrador dirigido al Presidente de la Confederación:
“Al poner en manos de V.E. la ratificación del tratado de paz concluido entre el Gob. De V. E y exmp. Del Estado de Bs. Ays. Nos sentimos hondamente conmovidos por la feliz realización de un hecho, tan trascendental para la patria...”
Al tiempo que le agradece la confianza depositada en ellos, los representantes, lo pone al tanto del ánimo que los alienta
“…estábamos seguros de interpretar fielmente las convicciones de V.E porque nos consta cuáles son las patrióticas aspiraciones…”
Evoca auspiciosamente el pedido del Gobernador de Buenos Aires de transmitir al Presidente su deseo de que la paz solo sea la base de trabajos
“… elevados, equitativos y dignos que den por resultado la inspirada reconstrucción de la nacionalidad…”
“La mano de Dios ha conducido los acontecimientos hasta el éxito afortunado a que hemos arribado… La obra de la paz es obra divina y como tal debe ser perdurable”.
“…nuestros agradecimientos a V. E. por el alto honor con que se ha designado distinguirnos fiando a nuestro buen deseo un negocio que estaba pendiente la suerte de la República y para hacer fervientes votos para que esta paz sea tan fecunda en todo género… que las generaciones venideras vean en ella uno de los sucesos más gloriosos de nuestra historia”
El material seleccionado y las cartas se encuentran en el Departamento Colecciones Especiales de la BCN.