Cartas


Las cartas, como manera de comunicación personal e íntima, se han convertido en un género litera-rio, un acto del habla que pone en juego la textura del papel, los tiempos de espera, el ánimo tras-pasado a un manuscrito. En tiempos de virtualidad, los textos epistolares se ven notoriamente relegados por la practicidad de los mails y los mensajes de texto. Pero algo ha quedado en el ca-mino…
En la nueva entrega de Recomendación de Libros: Cartas, epístolas convertidas en material litera-rio. Un recorrido que comienza con una larga carta convertida en novela de Marguerite Yourcenar, Alexis o el tratado del inútil combate, ubicada en Francia a principios del siglo XX; Cartas a Ophelia de Fernando Pessoa, profesando un delicado amor en forma de poesía y otros dos poetas: Rainer María Rilke en Cartas a una amiga veneciana y César Vallejo con Correspondencia completa. Para terminar, el bonus es un folletín donde el intercambio epistolar tiene un espacio literario protagó-nico convirtiéndose en un clásico de la literatura argentina: Boquitas pintadas de Manuel Puig. 

1. Alexis o el tratado del inútil combate, Marguerite Yourcenar. Alfaguara. 1990

Link al catálogo BCN: https://consulta.bcn.gob.ar/bcn/catalogo.verRegistro?co=128130&fs=32

Marguerite Yourcenar, belga, fue una de las escritoras más respetadas en lengua francesa y la primera mujer en entrar en la Academia de este país. En su profusa producción, que incluye poesía, memorias y ensayo, sobresalen sus novelas históricas, basadas en minuciosas investigaciones, escritas con un tono poético y rasgos de erudición sin perder la fluidez. 
Publicada en 1929, Alexis o el tratado del inútil combate fue su primera novela y se trata de una larga carta que Alexis dirige a su esposa, desmenuzando el inútil combate sostenido entre sus incli-naciones sexuales y su vocación. Ubicado en una Francia aristocrática de principios del siglo XX, en el momento en que las circunstancias históricas transforman a toda Europa, Alexis escribe una larga carta para rendir cuenta de esas transformaciones que abarcan también su mundo íntimo y así finalizar con el engaño y poder iniciar un nuevo modo de vida. A través de la carta se expresa el retrato de una voz personal, pero también la exposición de un tema del que pocos se atrevían a hablar en 1929.
La novela convertida en una larga carta, no incluye un intercambio de correspondencia ni parece escrita en distintos momentos como si fuera un diario. Es simplemente una carta, melancólica y bella que toma forma de confesión que se va desplegando de a poco ante nuestros ojos. Una carta llena de pudor y sutileza que comienza dubitativa, con miedo, consciente de que las palabras no alcanzan. Pero Alexis, que es músico, necesita desnudar su alma porque la felicidad de Mónica, su esposa, le importa. Además de temor se siente culpable. “Hay ciertos momentos de nuestra existencia en que somos, de manera inexplicable y casi aterradora, lo que llegaremos a ser más tarde.”



2. Cartas a Ophelia, Fernando Pessoa. Ilustraciones, Antonio Seguí. El Zorro Rojo. 2010

Cartas a Ophelia recoge el epistolario del escritor portugués Fernando Pessoa (Lisboa, 1888-1935) a Ophelia Queiroz, publicado por la editorial El Zorro Rojo en 2010 con ilustraciones de Antonio Seguí que embellecen y renuevan este clásico del genial autor portugués que ha estado ausente de las librerías por más de veinte años. Este singular libro de Pessoa nos muestra otra de sus múltiples caras, quizás la más descubierta de sus máscaras. Una más de las tantas que como artista ha encarnado a lo largo de su trabajo a través de sus heterónimos como Ricardo Reis, Alberto Caeiro, Alvaro Campos o Bernardo Soares.
El libro reúne las 48 cartas que escribió el poeta a su joven amada, el único amor que se le conoce. El destino los reunió en una oficina comercial de Lisboa donde Ophelia, de 19 años, entró a trabajar como mecanógrafa y Pessoa, de 31, se ocupaba de traducir la correspondencia comercial. Cartas escritas a tinta y sudor, a mano o a máquina, que signaron desde un comienzo y hasta el final su historia de amor de la cual este libro realiza un maravilloso retrato, enriquecido por las exquisitas acuarelas del artista plástico argentino Antonio Seguí, residente en París desde el año 1963 y considerado uno de los artistas contemporáneos más relevantes.
Divididas en las dos etapas que ocupó su relación sentimental y una sección de poemas, esta correspondencia fue forjada en los años decisivos de la producción literaria de Fernando Pessoa, durante 1920 y de 1929 a 1930, evocando un amor intermitente y tormentoso.
«Fernando Pessoa escogió la literatura simplemente porque no podía escoger el amor», reflexiona Antonio Tabucchi en el prólogo. El mismo Pessoa escribe en uno de sus poemas:

Todas las cartas de amor son ridículas. 
No serían cartas de amor si no fueran ridículas.
También en mi tiempo escribí cartas de amor,
como las demás, ridículas.
Las cartas de amor, si hay amor,
tienen que ser ridículas.
Pero, al final, sólo las criaturas que nunca escribieron 
cartas de amor son las que son ridículas.



3. Cartas a una amiga veneciana, Rainer María Rilke. Centellas. 2010

La portada de la pequeña edición de Cartas a una amiga veneciana es una foto de 1905 donde dos jóvenes miran enfrentadas una copa que una de ellas tiene entre sus manos. Es la joven veneciana Adelmira Romanelli, quien tuvo con el poeta y novelista Rainer María Rilke una historia de amor. Una foto sugestiva como la misma historia de amor.
El libro reúne un epistolario de treinta y dos cartas escritas entre 1907 y 1912, a las que se suman dos cartas dirigidas al hermano de Adelmira, ambas marcan –quizás– el inicio y fin del encuentro amoroso según la lectura del editor.
Rilke tiene treinta años y viaja por distintas ciudades de Europa: París, Colonia, Viena, Capri, Venecia... donde da conferencias y escribe. Las pocas y breves cartas son escritas en el mismo período en que el poeta trabaja y termina la obra que lo consagrará: Los cuadernos de Malte Laurids Brigge.
Las cartas de amor –donde el amado mira de rodillas el alma de su amada elevada a Dios, donde se entrega a su belleza como un pájaro se entrega al espacio, donde le habla de su esposa y su pequeña hija Ruth– están atravesadas por reflexiones sobre la poesía, el lenguaje, la enfermedad y la muerte que vincula con la creación:
“El trabajo del artista debe ser como la muerte; hay que entrar por entero en él, sin reserva alguna, solo, sin poseer nada salvo esta moneda que se ponía en la boca de los muertos para asegurarles el trayecto de ese río trágico que les separaba para siempre de sus amigos”. Es en ese cruce temático donde radica el interés del epistolario.
Un poeta que en absoluta soledad lee y escribe contemplando el mar y el cielo, ante su propia vida de la que no sabe “casi nada”. 



4. Correspondencia Completa, César Vallejo. Edición de Jesús Cabel. Editorial Pre Textos. 2011 

Correspondencia Completa contiene 281 misivas del poeta peruano César Vallejo. Se supone que el autor pudo haber escrito más de mil cartas solamente durante sus quince años de estadía en Europa. La edición, además de las cartas numeradas, con las indicaciones necesarias para su identificación, tiene un largo prólogo titulado "El rostro humano de Vallejo a través de su correspondencia", del compilador de las epístolas. En él, Jesús Cabel explica, por una parte, los motivos que conducen al poeta a escribir tal o cual carta y, por otra, describe la vida de Vallejo en Francia, España y otros países que visitó.
A través de estas epístolas también es posible conocer los perfiles de algunos de los corresponsales de Vallejo, o hechos concretos de su vida; nos dan una idea de las angustias económicas que atravesó, reflejadas en las numerosas cartas que le envió al diplomático peruano Pablo Abril de Vivero, quien en muchas ocasiones acudió en su ayuda. 
Correspondencia Completa reúne cartas, postales, telegramas, notas y documentos, con un total de 47 destinatarios, entre los cuales podemos destacar a Pablo Abril de Vivero, Juan Larrea y Gerardo Diego. El interés que despierta esta correspondencia radica en que en ella late la intensidad de la poesía de Vallejo, ya que muchas de sus experiencias vitales se corresponden con sus textos creativos. 



5. Boquitas pintadas, folletín, Manuel Puig. Editorial Sudamericana, 1969. 

Link al catálogo BCN: https://consulta.bcn.gob.ar/bcn/catalogo.verRegistro?co=526971&fs=32

Cuando apareció Boquitas pintadas en 1969, Puig ya era conocido por su obra anterior, que se había vendido muy bien: La traición de Rita Hayworth (1968). En ella había narrado sobre los personajes de un pueblo muy parecido a aquel donde había crecido. Más bien había hecho narrar a un conjunto de voces libres, voces que no habían tenido antes un lugar para hablar así en ningún libro de la literatura argentina: las mucamas, la peronista, el padre frustrado, el nene “rarito” que sufre abuso en la escuela del pueblo, la mujer soltera que recibía hombres en su casa.
En Boquitas, a modo de continuación de La traición, aparecerán nuevamente las historias del pueblo de Vallejos. Puig cuenta que esta vez la idea había sido escribir sobre las y los que habían triunfado en el pueblo: la reina de la primavera, el galán, la maestra de buena familia que estaba por casarse con un estanciero inglés, el médico, la nueva comisaría.
Con la forma de un folletín y a modo de cartas, van a ir develándose las personalidades de estos personajes, no tan triunfadores, no tan populares y mucho más complejos.
La primera carta la escribe Nené, recién enterada del fallecimiento de su ex novio, Juan Carlos. Nené vive ahora en Buenos Aires y decide escribirle a la madre de Juan Carlos, desbordada por la emoción. Al recibir la respuesta y comenzar a comunicarse, los recuerdos del pueblo y de ese amor irán envolviendo su vida cotidiana hasta cambiarla completamente.

Le escribe Nené a su ex suegra: 

(...) por favor escríbame pronto, que tengo miedo de que mi marido se dé cuenta de algo si sigo tan alunada.
La abraza, suya     
 
                                            Nené
 Postdata: ¿No me va a escribir más?


Luego, las cartas de amor de Juan Carlos a Nené, las del pasado. En el momento de escribirlas, Juan Carlos se encontraba internado en un sanatorio de Córdoba, con un tratamiento por tuberculosis:

(...) Vida, yo te extraño, antes de recibir tu carta andaba raro, con miedo de enfer-marme de veras, pero ahora cada vez que leo tu carta me vuelve la confianza. Qué felices vamos a ser, rubí, te voy a tomar todo el vinito que tenés adentro, y me voy a agarrar una curda de las buenas, una curda alegre, total después me dejás dormir una siesta al lado tuyo, a la vista de tu vieja, no te asustes, ella que nos vigile nomás (...)


Esas cartas de Juan Carlos a Nené, atadas con una cinta celeste, tendrán un final desbordante, como la novela.
Boquitas no sólo es una historia epistolar. El resto del relato se construye con descripciones objetivas y precisas, a modo de cámara cinematográfica: el modo Puig en la escritura. Informes policiales, informes sanitarios, extractos de agendas, cartas, completarán el ecléctico esquema de entregas. Manuel Puig, en cada uno de sus libros, no sólo ha revolucionado la literatura dándole vida de protagonistas a estos personajes comunes, sino también desde la forma de contar.

Continuará... 


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