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Malvinas de Ficción


Un mes después de que la dictadura a cargo del Estado Argentino desembarcara militarmente en las Islas Malvinas, con la llegada de los buques ingleses comenzaba formalmente la guerra. Pocos días más tarde, el 14 de junio, se firmó la capitulación argentina, la dolorosa derrota que abriría las puertas a la democracia. Frente al desprestigio de las fuerzas armadas y la necesidad de dar vuelta la página, la sociedad emprendió un operativo de olvido más o menos sistemático de Malvinas en general: la guerra, el reclamo de soberanía y los excombatientes. Sin embargo, la derrota en las islas y el posterior silencio han dejado un enorme aparato ficcional en torno a la guerra. 

Comenzamos estas Recomendaciones de libros de la BCN, Malvinas de Ficción, con un clásico literario argentino sobre Malvinas: la novela Los pichiciegos. Escrita por Rodolfo Fogwill “de un tirón” en seis días durante la contienda, y publicada en 1983, ha inspirado a su vez muchas otras producciones; es la primera pieza de ficción sobre el tema, y lo aborda con una mirada crítica y sarcástica. En el extremo del tiempo y en línea con esta obra, llegamos a otra ficción publicada al cumplirse 40 años de la guerra: Ovejas, de Sebastián Ávila, es la historia de una patrulla perdida en las islas. Luego recomendamos Trasfondo, de Patricia Ratto, una ficción basada en la campaña del submarino ARA San Luis en pleno conflicto. Por último, Islas Imaginadas. La guerra de Malvinas en la literatura y el cine argentinos, de Julieta Vitullo; una investigación sobre las narraciones del conflicto. Como recomendación extra incluimos una lista de largometrajes y cortos argentinos de ficción sobre la Guerra de Malvinas. 


1. Los pichiciegos. Rodolfo Enrique Fogwill. Alfaguara, 2019

Link al catálogo BCN: https://consulta.bcn.gob.ar/bcn/catalogo.verRegistro?co=833700&fs=32

Los pichiciegos, del escritor argentino Rodolfo Fogwill, posiblemente sea una de las novelas que mejor evidencian una serie de sentidos que se despliegan a partir de la guerra de Malvinas. La narración transcurre a finales de mayo y principios de junio de 1982 y finaliza cuando los británicos ya han desembarcado en las islas y los soldados argentinos son hechos prisioneros y trasladados a Argentina. Los personajes del título de la novela —pichiciegos— son un grupo de veinticuatro soldados que en plena guerra de Malvinas le sacaron el cuerpo al ejército para ocultarse bajo tierra y montar, con todo lo que tenían a mano, un tenaz dispositivo de supervivencia que les permitiera salir con vida del conflicto. Se autodenominan “los pichiciegos” en alusión a un animal parecido al armadillo que vive en cuevas subterráneas. Durante la historia, el autor describe de manera directa y cruda las condiciones de vida de los jóvenes. Viven en un escondite y el exterior está repleto de enemigos, soldados ingleses, soldados argentinos, la dictadura de Galtieri e incluso los altos mandos. Para poder subsistir los soldados establecen su propio sistema de leyes y normas y se reparten roles entre ellos: un almacenero se encarga de los alimentos, otros soldados se ocupan de salir a buscar víveres por la noche. Conforme avanza la narración se van contando las cosas que pasan tanto dentro como fuera del refugio, mostrando la dificultad creciente de los soldados para permanecer escondidos y tratar de solventar las carencias.

De este modo, en la novela queda validada la única actitud posible del hombre ante la guerra absurda: despojarse de los valores y la ética oficial, organizarse en una sociedad e improvisar un método para salir vivo aunque el objetivo no se realice. 

Publicada clandestinamente en 1983, apenas un año después del fin de la contienda, Los pichiciegos nos habla con crudeza sobre el sinsentido de esta guerra. Fogwill arremete contra la clase militar argentina y señala la indiferencia del pueblo hacia una guerra que pocos intelectuales se atrevieron a criticar en esos tiempos.


2. Ovejas, de Sebastián Ávila. Ediciones FutuRock, 2022.


Ovejas es la novela ganadora del Premio FutuRock 2021, seleccionada entre 589 originales inéditos. Su autor, Sebastián Ávila, es historiador y reconoce que, durante su formación en la Universidad de Buenos Aires, la guerra de Malvinas no formaba parte de la propuesta académica; tal vez eso lo empujó a acercarse al tema y tomarlo como eje en su trabajo como docente, investigador y escritor. 

Ovejas cuenta una historia fantasmagórica que por momentos parece ser real y en otros adquiere un tono surrealista, y que provee nuevas narrativas para una guerra de la que en realidad sabemos muy poco en concreto. El libro relata las peripecias de una “patrulla perdida” argentina que, junto a un peculiar prisionero, deberá enfrentar no solo al enemigo sino también al clima, la escasez y las tensiones propias del grupo durante el conflicto del Atlántico Sur. 

La historia transcurre en un faro rodeado de una geografía rústica e inhóspita. Allí, conviven cuatro soldados y un teniente que tienen como misión defender el faro. Desde el principio el grupo comienza a vivir situaciones inesperadas, que se entremezclan con lo onírico, el hambre, la locura, la espera y el rumor de una guerra que por momentos parece lejana. Se transita una y otra vez la frontera, poco definida, entre lo fantasmagórico y lo real, y en esa encrucijada los personajes ponen en juego sus memorias, sus formas de vincularse y las convicciones que los llevaron a estar allí. La novela no se apega al realismo o al registro testimonial, sino que apuesta a potenciar las voces de quienes vivieron la soledad, el miedo y la añoranza en medio de la guerra.

Sebastián Ávila construye una atmósfera gris e inquietante en la que esta patrulla intenta moverse siguiendo un faro en las islas, mientras sus integrantes se pierden, se vuelven a encontrar, organizan qué comer y se debaten entre dormir o permanecer despiertos, porque el temor a lo que puedan soñar los atormenta. Lo inquietante en Ovejas es recurrente y trabaja con situaciones extrañas, que sin embargo pueden perfectamente haber sucedido; lo que pasó durante la guerra es información que nos llegó distorsionada por los medios de comunicación masivos, y por lo tanto generó múltiples fantasías. 

Sebastián Ávila logra trabajar con una especie de vacío, que puede ser completado por el lector a través de su propia experiencia. El resultado es una novela potente y cargada de dramatismo. 


3. Trasfondo, de Patricia Ratto. Adriana Hidalgo Editora, 2012. 

Comienza el libro con un epígrafe de Borges, del que luego se desprende una oración perfecta: “Y entonces ese ruido me despierta con un sobresalto, es un rechinar áspero que raspa con rabia contra el casco del barco”. Trasfondo es una ficción basada en una historia real, la de la campaña del submarino ARA San Luis en el conflicto de Malvinas, en el año 1982. Escucharemos una sola voz, la de uno de los soldados, que en algún lugar, a lo Godot, está esperando. Se percibe como contexto el conflicto de Malvinas, pero los elementos de la historia se nos presentan de un modo más bien universal, ya que no se incluyen muchas referencias. ¿Se tratará de un sueño esta historia de jóvenes esperando? ¿Un mal sueño que alguna vez sucedió? Todo sea para reflexionar, para seguir pensando esta guerra menos pensada. 


4. Islas Imaginadas. La guerra de Malvinas en la literatura y el cine argentinos, de Julieta Vitullo. Corregidor, 2012.

Link al catálogo BCN: https://consulta.bcn.gob.ar/bcn/catalogo.verRegistro?co=733151

La urgencia por contar la guerra de Malvinas se ha acelerado después de tantos años de silencio. Estar de duelo mientras se celebraba la vuelta de la democracia, padecer la pérdida de una guerra y de los caídos después de haber vivido fraternalmente unidos en un sentimiento común, durante tres meses, a causa de una dictadura militar que había cometido tantos crímenes; entre las contradicciones y los velos Julieta Vitullo dedica un extenso análisis a la ficción fundacional sobre la guerra, Los pichiciegos de Fogwill, que inaugura una genealogía de pícaros, impostores, despistados y fracasados. A partir de esta narrativa, retoma a escritores como Caparrós, Soriano, Borges, Piglia, Kohan, Fresán o Forn, entre otros muchos que han hecho alusión a Malvinas en su literatura. 

La segunda parte de la obra se titula “Paternidad y Nación” y consta de dos capítulos: “En el nombre del padre” y “Ni padres ni soldados: desertores”. Vitullo analiza el proceso por el cual las ficciones desmitifican el pasado desde un presente crítico. Indaga sobre la correlación de las palabras paternidad/guerra, patria/padre y la relación de estas con la figura jurídica de patria potestad. Junto a estos léxicos, desarrolla la hipótesis del filicidio: los padres envían a los hijos a morir en la guerra, el Estado envía a los jóvenes (casi adolescentes, acentúa Vitullo) a la guerra de Malvinas, siempre en nombre de la Patria. Para el análisis de este punto recurre a Las islas, de Carlos Gamerro, donde el funcionamiento del biopoder (retomando a Foucault y a Agamben), la violencia sobre el cuerpo, tanto por parte del Estado como por parte del padre, ponen en evidencia, a finales de los noventa, las intenciona-das manipulaciones del caso Malvinas por parte de los primeros gobiernos democráticos y sus repercusiones en el presente. Pero la ficción de Gamerro también permite a Vitullo un análisis sobre lo “paródico-escatológico de la nación” y la relación del excremento con la paternidad. En el cuarto y último capítulo aborda la figura del desertor; aquí recurre a los escritos de Perlongher, Fogwill, Edgardo Esteban, etc. La deserción, lo dicen las ficciones y lo señala Vitullo, lleva implícita también la imposibilidad de desertar; la guerra transcurre en una isla de la cual, como La isla en peso de Virgilio Piñera, es imposible salir.

La autora se pregunta en el epílogo si existiría la misma cantidad de producciones so-bre el conflicto si este no hubiera transcurrido en una isla, porque pensar Malvinas es pensar un territorio cercado por el agua, con “la maldita circunstancia del agua por todas partes”, diría Piñera respecto de Cuba; porque, en definitiva, “Malvinas” en sí no dice nada (su territorio, su paisaje). Vitullo percibe físicamente “un espacio en blanco que puede ser llenado con lo que sea que la imaginación dicte”, y este es precisamente el ámbito de la ficción; las representaciones que de ella se desprenden son las que pueden permitirse una visión “totalizadora” de Malvinas. Rescata entre todas ellas la de Gamerro. Las islas actúa “como el mejor ejemplo de este proceso distanciador, porque embiste contra esa construcción nostálgica del terruño propia de los discursos nacionalistas, asaltando también, en un mismo proceso, la nostalgia moderna”.


RECOMENDACIÓN EXTRA: Películas y cortos de ficción de producción argentina sobre la Guerra de Malvinas, expresadas cronológicamente:

  • 1984       Argie, de Jorge Blanco - Los chicos de la guerra, de Bebe Kamin
  • 1988 La deuda interna, de Miguel Pereira
  • 1995 Guarisove, los olvidados, de Bruno Stagnaro (corto) 
  • 1999 El visitante, de Javier Olivera - Pozo de zorro, de Miguel Mirra
  • 2000 Fuckland, de José Luis Marqués (docudrama)
  • 2004 1982, estuvimos ahí, de César Turturro y Fernando Acuña
  • 2005 Iluminados por el fuego, de Tristán Bauer
  • 2008 Enroque, de Pablo Bondesan
  • 2009 Cartas a Malvinas, de Rodrigo Fernández
  • 2010 La campana, de Fredy Torres - Ni héroe ni traidor, de Nicolás Savignone
  • 2016 Soldado argentino solo conocido por Dios, de Rodrigo Fernández Engler - Entre dos mundos, de Diego Lápiz (corto)
  • 2017 La noche más fría, de Cristian Tapia Marchiori
  • 2019 No me olvides, de Miguel Monforte (corto)
  • 2020 Ciegos, de Fernando Zuber






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