El cine y el teatro
pueden vincularse a partir del texto y la actuación. También, en su capacidad
de producir imágenes, el espejo en que se refleja la realidad a través de los
actores. En esta entrega de Jueves de
película, nos introducimos en sus múltiples confluencias y les dedicamos un
ciclo.
Escenas de la vida conyugal.
Ingmar Bergman. 1973
Es difícil
encontrar a alguien que logre dibujar una línea tan tensa y versátil entre el
teatro y el cine como Ingmar Bergman. Su obra engrandece las posibilidades de
ambos. Bajo su lente, las películas tienen magia: en un principio pueden
parecen ajenas —por la distancia, el paso
de los años, los personajes, incluso el idioma— pero
luego nos atrapa y nos habla íntimamente de los miedos más
profundos, dilemas de la vida como la frustración, la violencia, la
incertidumbre, la infancia, la vejez… ¿Cómo no reconocer nuestras emociones? En
esta oportunidad, elegimos una película en la que la vida conyugal es la
superficie desde donde bucear en las limitaciones afectivas que enfrenta la
vida amorosa. En cinco actos, Bergman relata momentos de la pareja de Johan y
Marianne, y luego con Katarina, lo que muestra que el problema no radica en las
personas sino en las formas del deseo fallidas que se establecen en la sociedad
burguesa.
Gotas frías sobre rocas calientes. François Ozon. 2002
Ozon es uno de los directores más prolíficos de la
actualidad. Su obra es cruda y la mayoría de su filmografía se adentra en los
vínculos y distintas formas de la sexualidad, donde el devenir emocional de sus
protagonistas nunca es previsible y eso resulta muy atractivo. Recomendamos la
segunda película del director francés, adaptación de una obra de teatro de su
admirado Rainer Fassbinder. Una obra cruda, en la que el joven protagonista
busca su identidad atravesando distintos momentos hasta que llega a una
situación en la que se evidencia un sentimiento complejo: la crueldad. Como
siempre, Ozon hace de sus películas un prodigio narrativo original y atrapante.
La piel de Venus. Roman
Polanski. 2013
En la segunda
adaptación de una obra teatral (la primera fue Un Dios salvaje), Polanski filma La piel de Venus, basada en Sacher-Masoch
quien combinaba la sumisión y el fetichismo, y de quien deriva el término
masoquismo. Thomas termina una jornada de casting cuando aparece Vanda, una
actriz a quien juzga por su aspecto ya que le parece vulgar, superficial, para
el papel. Con solo dos personajes y una única puesta en escena, los personajes
irán alternando entre los roles de “amo” y “esclavo”, pero no linealmente. Esta
película multiplica interrogantes, entre ellos: ¿es posible hacer solo una
interpretación artística de una película de Polanski sobre la relación de un
director y su actriz mucho más joven? Ficción y realidad también parecieran ser
intercambiables y el director nos da a entender que Thomas es él —el actor se le parece físicamente— y
elige mostrarse descaradamente siniestro, inconformista, manipulador.
Cymbeline. Michael Almereyda.
2014
Adaptación moderna
de la obra de Shakespeare. Cymbeline, traficante de drogas y líder de una banda
de motoqueros, se entera que su hija, Imogen, se casa a escondidas con el joven
Posthumus, unión que él desaprueba. Su amigo, Lachimo, le hace creer que ella
lo ha engañado. Cymbeline entra en cólera y organiza un plan de manipulación.
Esta película convierte a la obra clásica en un romance contemporáneo con un
trasfondo de rivalidad entre bandas, y presenta la particular decisión de
mantener el lenguaje en verso original en vez de adaptar los diálogos, lo que
hace de la película un experimento singular, conservando, por supuesto, los
tópicos del célebre escritor inglés como la suerte, el destino, la traición, la
guerra y el perdón.
BONUS: Teatro de guerra. Lola Arias. 2018
Lola Arias ha
incursionado en el teatro documental hace muchos años, en base a testimonios de
los propios protagonistas que hacen de sí mismos. En 2018 filma en forma de
documental el armado de la obra teatro Campo
Minado, basada en la experiencia en batalla de seis veteranos de la Guerra
de Malvinas —tres argentinos y tres
que combatieron para el bando inglés—. Los seis personajes cuentan su
experiencia mientras se proyectan documentos, fragmentos de películas, noticias
de la guerra e incluso lo que sucede en otros lugares del mundo. La película alterna realidad y ficción,
espontaneidad y actuación, convirtiendo a aquellos soldados en actores reunidos
en las mismas pesadillas de la guerra y posguerra.