Jean Paul Belmondo, actor emblema de la nouvelle vague que filmó con Godard, Melville, Lelouch, Malle, Truffaut y Resnais, se convirtió en un imán para la taquilla y uno de los actores más populares del mundo. Bon vivant, irreverente, un duro-blando conquistador y carismático, que se nos acaba de ir el pasado 6 de septiembre. Con motivo de su fallecimiento a los 88 años, Recomendaciones de cine de la BCN dedica un ciclo al actor francés.
Sin aliento, de Jean-Luc Godard (1960, 90’)
Michel Poiccard (Belmondo) roba un coche en Marsella y emprende un viaje a París para cobrar un dinero y volver a ver a una amiga estadounidense. De camino a la ciudad, es perseguido por un policía de tráfico, al que mata para poder huir. Ya en París, y tras robar dinero a una amiga, va en busca de Patricia.
Pierrot, el loco, de Jean-Luc Godard (1965, 111’)
Decepcionado de la vida y buscando nuevas aventuras, Ferdinand Griffon (Belmondo) huye de París con Marianne, la niñera que ha contratado su esposa. La pareja se dirige al sur de Francia, pero el viaje se torna sorprendente y peligroso cuando Ferdinand comienza a conocer a Marianne más a fondo.
Dos mujeres, de Vittorio De Sica (1960, 96’)
Cesaria huye de Roma por los bombardeos de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial, haciendo todo lo que puede para proteger a su hija Rosetta. Belmondo interpreta a un tímido intelectual, dispuesto a unirse a los partisanos y abrumado por la dolida sensualidad de Sophia Loren.
La sirena del mississippi, de François Truffaut (1969, 123’)
Louis Mahe (Belmondo) es un plantador de tabaco en la isla La Reunión. Está esperando que Julie Roussel se case con él, aunque solo la conozca por correo. La mujer que viene no se parece a la foto que él recibió, pero se casa con ella de todos modos. Pronto, ella huirá con el dinero de Louis, quien intentará encontrarla…
Los miserables, de Claude Lelouch (1995 175’)
Basada en la obra de Victor Hugo pero con algunas variaciones, esta película está ambientada en Francia durante la Segunda Guerra Mundial. El protagonista, Henri Fortin (Belmondo), es acusado y condenado injustamente por haber matado a su jefe. En su intento de huida, muere, y su mujer, al enterarse, decide quitarse la vida y acabar con su miserable existencia. Con el paso de los años, su hijo, ya mayor, se acaba convirtiendo en un destacado boxeador de Francia con un gran sentido común.