Ciclo: Los amantes

El amor es el gran tema del cine. Alguien dijo que todas las películas hablan de lo mismo: del amor y por fuerza, del desamor, juegos de búsquedas y pérdidas. Las películas delinean de modo sigiloso maneras de vincularnos, modos de desear, una forma de la educación sentimental. En tiempos en que las relaciones se modifican mediadas por los mecanismos virtuales, decidimos volver a las fuentes y recomendar historias de amor en el cine y como siempre, elegimos cuatro películas muy diferentes entre sí.


Los amantes de Louis Malle, película que le da nombre al ciclo y que provocó un escándalo en 1958 cuando se estrenó. Incluso se quiso prohibir en el Festival de Venecia, por causa de “algo novedoso” para la época: la adúltera es la mujer, y no tiene un amante sino dos. Además, muestra un adulterio vivido con placer, sin culpa y cuya resolución es aún más disruptiva. La trama y el planteo del film fueron tan inaceptables que hasta se intentó tildar de pornográfica sin que existan desnudos o escenas de sexo. 

Tampoco se podía esperar que pasase inadvertida la protagonista de la película, Jeanne Moreau quien obtuvo el Premio a Mejor Actriz en el Festival de Cine de Venecia. La actriz francesa fue tempranamente convertida en un ícono feminista para varias generaciones, destacada por firmar varios manifiestos y por desarrollar una amplia actividad artística protagonizando películas de Truffaut, Antonioni, Buñuel, Jacques Demy y Roger Vadim entre otros realizadores de la Nouvelle Vague. También filmó con Elia Kazan, Orson Welles, Peter Brook, Wim Wenders y otros destacados directores. Su actividad incluyó colocarse detrás de cámaras, siendo directora de varias películas entre las que se destaca un documental sobre Lillian Gish, otro ícono pero del cine mudo norteamericano. 

El director, Louis Malle, obtuvo el Premio Especial del Jurado de Venecia, por Los amantes, definida como “la desesperada, romántica y aun así autodestructiva urgencia de Jeanne por abandonar su vida entera para perseguir durante el día el amor de una noche”. Malle, también causó polémicas con otras películas, principalmente por contar historias controversiales para la época sin promover juicios morales, personajes cuyas acciones no determinan que sean culpables ni inocentes. Sí se expidió políticamente en contra de los nazis y filmó en EE. UU. 



Los amantes crucificados es una película japonesa de 1954 que cuenta la acusación de adulterio a una mujer. Basado en una obra de Monzaemon Chikamatsu, llamado el “Shakespeare japonés” (Siglo XVII), autor del teatro de marionetas y kabuki. 

A diferencia de Los amantes, la acusación de adulterio, en este caso, es falsa. La fotografía y la música son notables, no como agregados sino en la manera que cuentan la historia con un refinamiento asombroso. La historia ahonda en decisiones de orden moral de los personajes acompañada por una cámara que, con distancia y sin primeros planos, profundiza en los tabúes de una sociedad rígida. 

Kenji Mizoguchi es uno de los principales directores japoneses del siglo XX, un artista plástico del cine. Su tema principal fue la transición de su país, de un régimen casi feudal a la modernidad. El riguroso blanco y negro de casi todas sus películas, los planos secuencia, la manera de ingresar en el entramado psicológico de los personajes, tan distinto a como lo hace Hollywood, y el montaje, hace de Mizoguchi un director muy halagado e influyente en otros directores japoneses, como en Ozu y luego en Kurosawa, pero también en occidente. Los amantes crucificados es una de las últimas películas de su extensa filmografía que abarca más de noventa títulos, en su mayoría perdidos.



Los amantes del círculo polar. Debe ser la película más importante de Julio Medem, quizá por ser la menos críptica. Filmada en 1998, cuenta la historia de un amor circular, estableciendo varios de los dilemas que son recurrentes en el director español en su amplia filmografía. 

Parte de la historia sucede en Finlandia, donde el sol sale a medianoche. Esa imagen portadora de esa fuerte contradicción poética, acompaña los dilemas del film: ¿La vida está signada por la causalidad o la casualidad? ¿Son fortuitos los encuentros? ¿Hay un destino prefijado o existe el azar? En esa zona del enigma se maneja Medem, en un no saber si somos artífices de nuestra propia vida o sólo seguimos un rumbo prefijado.Anna y Otto, los protagonistas, son dos palíndromos hechos carne. Y en este juego de palabras se pierden y se encuentran una y otra vez. 

El de Julio Medem es un cine de juego y de experimento, a veces más audaz, a veces más intrincado. Las historias que filma, muchas veces son imprevisibles, con giros inesperados, riesgosos. Estilo que ha provocado reacciones discontinuas en la crítica y la taquilla. En esta película se deja llevar por el azar del amar y nos lleva con él. Una medida de romanticismo, otra de experimentación, un poco de fe, pochoclo ¡Bon appetit! ¡Bon projection! Si te gustó, te proponemos otras aventuras medemianas: Lucía y el sexo, El árbol de la sangre, Vacas, La ardilla roja, Habitación en Roma o 7 días en La Habana.

 

Eterno resplandor de una mente sin recuerdos es una película norteamericana difícil de catalogar, protagonizada por Kate Winslet y Jim Carrey. Tiene elementos del drama, del thriller psicológico e incluso de la ciencia ficción. La historia cuenta un romance en varios tiempos, con una narrativa no lineal para explorar cinematográficamente la naturaleza del amor y de la memoria, ¿podemos borrar los recuerdos? En esta ficción, el amor acude a la ciencia cuando duele. La ciencia responderá lo más lúdicamente posible con una ceremonia de tiempo sin reloj (el verdadero tiempo) y coloridas tinturas. 

La banda de sonido es preciosa e invita a resplandecer, sin recuerdos, mientras tomamos una taza de té con unos bizcochos y dejamos que las cuatro películas de amantes que recomendamos nos den un guiño pasado-futuro y nos permitan recomenzar en otras cuatro películas de amantes que seguro nos van a volver a encontrar.  



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