En la séptima entrega de “Jueves de película” les recomendamos biografías de mujeres cuya vida se mantuvo oculta, con historias marcadas por pequeñas y grandes rebeldías. La mujer como artífice de su propia vida, abriéndose paso entre las restricciones y mandatos de su tiempo, para ser simplemente quienes eran llamadas a ser.
Persépolis (2007), de Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud
Basada en la novela gráfica homónima de Marjane Satrapi y luego convertida en película de animación, Persépolis llegó mientras gran parte del mundo occidental llevaba a cabo una demonización de Medio Oriente. La película cuenta la historia de Marjane, una mujer criada en una familia de la burguesía ilustrada de Teherán. Contada en dos tiempos, narra el derrotero desde su infancia viviendo en Irán a finales de los años 1970 hasta su madurez viviendo en Europa y pudiendo ver con distancia la historia política y cultural de Irán. Su rebeldía por contar su propia historia revisa su condición de mujer islámica, su sexualidad, el uso del velo, las prohibiciones individuales y el islam como destino. Persépolis enhebra historia, autobiografía y vida cotidiana en un marco de cuestionamiento al pensamiento único de la globalización y al rol de la mujer como artista y protagonista de su propia vida.
Papusza (2013), de Joanna Kos-Krauze y Krzysztof Krauze
"Si no hubiera aprendido a leer, habría sido más feliz", afirma en un momento de desesperación la protagonista de esta película, la poeta Bronislawa Wajs, conocida como Papusza. La frase adquiere sentido en el contexto en el que nació y vivió: una comunidad de gitanos ambulantes integrada a la naturaleza y refractaria al contacto con la sociedad, los payos. Pero fue precisamente un payo que había vivido con ellos, amante de la poesía, quien descubre la poesía de Papusza y recomienda sus textos al poeta polaco Jerzy Ficowski, logrando que se publiquen. Filmada con una fotografía deslumbrante, en riguroso blanco y negro, la película no es únicamente un retrato de la poeta. Es un fresco cuadro gitano y una radiografía de la vida en medio de caravanas de carros recorriendo las tierras, los ritos, la música y las persecuciones que sufrieron como un apasionante lado B de la historia de Europa del siglo XX.
Camila (1984), de María Luisa Bemberg
Basada en hechos reales y ubicada en los tiempos de Juan Manuel de Rosas, la protagonista Camila O’Gorman se rebela contra las convenciones de la época: la iglesia, su familia y los sectores conservadores del siglo XIX. Lo pagará con su vida. María Luisa Bemberg fue fundadora de la Unión Feminista Argentina, hija de Otto Bemberg, dueño de la empresa Quilmes, criada entre institutrices (tema de Miss Mary, su película posterior a Camila) y educada para ser una madre y esposa de acuerdo a las convenciones de su clase. Empezó a filmar cuando tenía 59 años y, sin haber tenido formación cinematográfica, fue nominada al Oscar y es una de las principales directoras latinoamericanas. María Luisa, así como Camila y las protagonistas de sus 6 películas, fueron rebeldes de su tiempo luchando a su manera en ámbitos familiares para tener los mismos derechos que los hombres.
Séraphine (2008), de Martin Provost
Basada en la vida de la artista Séraphine Louis a comienzos del siglo XX, la protagonista trabaja limpiando casas. En el escaso tiempo libre que le queda, pinta cuadros en secreto como si fuera un acto prohibido, como si esta actividad le estuviera vedada por ser pobre. Pero ella pinta igual, adquiriendo como puede los recursos para hacerlo. Wilhelm Uhde, un comerciante alemán, descubre su arte en los tiempos de las vanguardias. Ver pintar a Yolande Moureau en la piel de la protagonista transmite un amor y una pasión por el trabajo artístico que resulta contagiosa.
Bonustrack
Finding Vivian Maier (2013), de John Maloof y Charlie Siskel
Documental sobre Vivian Maier, una niñera que desde el más absoluto anonimato sacó más de 100.000 fotografías, una descomunal obra que le valió una reputación póstuma. Tras su muerte, John Maloof, un aficionado a la fotografía, se topó por casualidad con sus imágenes en una subasta y las dio a conocer. Años después dirigió este documental que comienza con el descubrimiento de los negativos y prosigue con una investigación sobre su vida, profundizando en el carácter de Maier a través de los testimonios, principalmente de personas que le confiaron el cuidado de sus hijos y los niños de entonces. Muchas preguntas surgen al ver el documental. Por ejemplo, si la propia Vivian Maier hubiese dado a conocer su obra. El destino hizo posible compartir su arte y conservar lo que transmite su trabajo, esa mirada íntima, una sensibilidad secreta plasmada en fotografías que captan instantes extraordinarios de la modernidad norteamericana en el escenario común de la calle.